Tortura en las Islas Marias

Resumen

El 13 de octubre del 2010, Brenda Cruz Quevedo fue víctima de violaciones graves a sus derechos humanos en la prisión federal de las Islas Marías.

El día anterior por la noche tuvo lugar una revisión en los dormitorios del campamento el Zacatal, en lo que yo llamo “La estratagema”. A Brenda supuestamente le fueron encontradas unas pastillas (Carbamezepina), un antiepiléptico cuyo consumo es controlado siendo castigada por tal motivo.

Después seria retenida en un área de castigo, previa certificación médica, conocida como “La borracha” de donde sería extraída, sin previa notificación, la madrugada  del 13 de octubre por las custodias Veronica Chavez Rojas (La custodia Rojas) y Eneyda Perez Tiquet.

Posteriormente, fue trasladada en un vehículo conducido por el Jefe de guardia y seguridad Javier Jimenez Santana (el comandante Santana) a una casa de tortura en una zona desconocida y alejada de la población reclusa de las islas Marías. Lo que seguiría no tiene justificación. En ese lugar 6 hombres encapuchados cometieron actos de tortura durante un lapso aproximado de una hora. Brenda permaneció ahí hasta las 4 de la mañana del día siguiente.

Luego seria trasladada de regreso a la “borracha” de donde fue trasladada al campamento Bellavista en donde cumpliría su castigo. Ahí fue recibida por la custodia Janet mijangos, una hora después seria relevada por la custodia Teresa Avilés a quien Brenda expresaría su malestar y deseo de recibir asistencia médica de forma inmediata. Al mediodía de ese mismo día, el jefe de seguridad  Medardo Alegría seria asignado por el comandante Santana para vigilar a Brenda. No obstante, Alegría manifestaría su renuencia a ser cómplice de las anomalías que se estaban suscitando después de que Brenda, entonces ordenaria a la custodia Teresa levantar un reporte de las lesiones  y maltrato que Brenda alegaba haber sido objeto. Posteriormente solicitaría asistencia médica para Brenda, la cual les fue negada una y otra vez.

Finalmente, Brenda vería a la directora del penal, a quien Brenda contaría lo acontecido en la casa de tortura, sin embargo para su sorpresa aquella no mostro reacción alguna, argumentando que el motivo de su presencia era su “garantía de audiencia” con el fin de justificar la supuesta posesión de pastillas controladas, ignorando por completo la petición de Brenda de recibir asistencia médica y levantar una renuncia ante derechos humanos. Brenda seria aislada e incomunicada del resto de la población  y del exterior por un periodo de al menos 3 semanas con el pretexto de que debía cumplir su castigo.

Luis Vargas